Nosotros

Hola! Mi nombre es Victoria Cabanelas, tengo 38 años, soy mamá de dos hijos hermosos, y fundadora de Conseller.

En este post voy a contarte qué es lo que me trajo hasta acá, y cómo surgió este proyecto.

¿Te cuento mi historia?

Así llegué a fundar Conseller

Voy a empezar por contarte un detalle de mi formación y trayectoria:

Cuando tenía 17 años egresé de un secundario con capacitación como auxiliar en comercio internacional, y en ese entonces, decidí que lo que más me gustaba era estudiar el comportamiento de las personas, su psiquis, sus motivaciones... Buscaba entender cómo funciona la mente humana. 

Fue así que al año siguiente me inscribí en la Universidad de Buenos Aires y estudié más de 30 materias de Licenciatura en Psicología hasta los 24 años. 

Simultáneamente, desde los 18 años había comenzado a trabajar dando clases de apoyo escolar (¡Sí! siempre me gustó enseñar, y había logrado tener varios alumnitos). E inmediatamente empecé a trabajar como personal administrativo en una fábrica. En esa breve experiencia, y en pocos meses, descubrí que podía manejar relaciones con proveedores, clientes, derivar pedidos, hacer tareas de todo tipo, incluso facturación, y algunas más. (¡Tenía 19 años! Cuántas responsabilidades)

Dos años después, una amiga del alma de esas que no todos tienen la suerte de encontrar, me presentó como candidata para trabajar en un Banco de primera línea: En cuestión de dos semanas estaba trabajando en el sector de venta directa y me empecé a dar cuenta de que no solamente era capaz de planificar, sino que gracias a múltiples capacitaciones que recibí, me posicioné rápidamente como referente de ventas en mi equipo, liderando entre los primeros puestos de la tabla. Pero, llegó un tiempo en que quise más... 

Un tiempo después, gracias a un CV que había enviado, me entrevistaron en otro banco, también de primera línea , y accedí a un puesto mejor en una sucursal. En este empleo continué mi desarrollo, y seguí capacitándome. Cada vez más, había empezado a comprender que el secreto del éxito era establecer buenas relaciones y de largo plazo con mi cartera de clientes. Realicé un asessment en esa misma compañía y adquirí innumerables herramientas tanto de gestión de cartera de clientes, como de adquisición de clientes nuevos, retención de los mismos, upselling y crosseling, me matriculé como asesora en fondos de inversión y trabajé asistiendo clientes de las grandes ligas,  e infinidad de cosas más que podría enumerar. Pero una de las cosas más importantes que descubrí en ese proceso, fue el valor de la recomendación, y la banca de relaciones.

En el año 2014, ser empleada y trabajar por el sueño de otro, ya no me fue suficiente. Empecé a sentirme estancada y a necesitar crecer, otra vez.

Ese mismo año nació mi hija menor en el mes de Marzo, y en el mes de Septiembre cuando ella ya tenía 6 meses inauguré mi primer negocio propio: Un centro de estética en pleno barrio de Caballito.

Se van a preguntar por qué elegí ese rubro. Bueno, al momento de emprender, me puse a pensar en qué es lo que me gustaba a mí, porque uno de los pilares de la felicidad siempre consideré que es hacer lo que uno ama, y era pleno boom de la depilación definitiva. A eso le voy a agregar que me crié en un mundo de gabinetes estéticos ya que mi madre, quien además de ser una excelente profesional en más de un área, es una gran cosmiatra con más de 30 años de experiencia. 

Entonces le propuse que trabajáramos juntas, ella aportando su conocimiento y experiencia en la materia, y yo, aportando mi conocimiento en gestión, desarrollo de oportunidades de negocio, administración comercial, liderazgo y ventas.

¿Me capacité en estética? ¡Claro que si! Hice innumerables cursos, me diplomé como esteticista, y esculpidora artística especializada en técnicas de hilos de fibra UV, algo que estaba tomando mucha fuerza en el mercado, compré aparatología estética, una máquina de depilación definitiva, y varias más, monté un local chiquito de 27 metros con dos gabinetes, y convertí algo que hasta ese momento en mi vida había sido un hobbie en un trabajo increíble que me dió múltiples satisfacciones.

¿Tuve miedo? ¡Por supuesto! Invertí todo lo que tenía en ese negocio. 

El 27 de Septiembre de 2014 inauguré un local con 0 (si, cero) clientes, pensando que en un negocio "los primeros meses se pierde". Falso! El primer mes no solamente se cubrieron todos los gastos fijos sino que además percibí mi primera ganancia.

En tres años ya estaba mudando el local a uno de 120 metros, con más gabinetes, más puestos de trabajo, y más de 2500 (DOS MIL QUINIENTAS!) clientas. De cero a dos mil quinientas...

En estos 6 años de crecimiento sostenido, no solamente formamos un gran equipo de trabajo, sino que conseguimos afianzar y fidelizar una hermosa cartera de clientas. 

Me encontré dando workshops en La Rural en el evento de estética más grande de Latinoamérica, hablando frente a montones de personas. Monté mi propia escuela y capacité montones de alumnas con las que conservo un vínculo afectivo hermoso. Aprendí a tener empleados, me tocó trabajar con personas hermosas. También me tocó despedir a una persona una vez. Todo son experiencias.

Y entonces... Llegó el 2020. Y nos trajo la pandemia. 

Y resulta ser que ese negocio se basa en los servicios personales y el contacto físico... Imposible de llevar a cabo en este tiempo. 

¿Continuamos? Por supuesto, las clases virtuales de la escuela seguían... pero otra vez... ya no me alcanzaba, y Vicky una vez más dijo: Necesito más.

¿Y qué es lo que yo mejor hago y mejor hice siempre? En qué me formé más que en ninguna otra cosa? ¡Sí! ¡En ventas! Mi expertise generando oportunidades de negocio y planificando un modelo rentable, armando y liderando equipos, capacitando, y comunicando... Todo eso debía ser explotado.

Y otra vez, desempolvé mis manuales de márketing, y de habilidades comerciales que tanto bien me hicieron, y empecé a actualizarme. Creo que ni en la UBA estudié tan intensamente como lo hice esos meses. Y decidí que para hacer frente a este cambio de paradigma, a este cambio cultural que parece haber llegado para quedarse, necesitaba reinventarme (¡Qué palabra más usada en el último tiempo!). Así que pagué cursos, y realicé múltiples trabajos de investigación, con teorías propias y algunas otras, prestadas. Aprendí a hacer páginas web, y a manejar mejor las herramientas de las redes sociales. Aproveché los conocimientos que tengo en psicología y neurociencias, los fusioné con los que tengo en técnicas comerciales y márketing, y les dí una vuelta con los más de 20 años que tengo de experiencia laboral y comercial.  Y me di cuenta de que puedo enseñarle a otros a hacer lo que hago mejor, porque si hay algo en lo que creo fervientemente es en que el conocimiento merece ser compartido, y que no importa a qué rubro nos dediquemos, siempre hay maneras nuevas de crecer si nos sabemos adaptar, y logramos ver la oportunidad.

Armé y planifiqué un modelo de negocio trabajando en cada punto de mi Canvas model, y empecé a trabajar en mis primeros MVP, a optimizarlo, y a rentabilizarlo.

Así que acá les presento a mi nuevo bebé: Conseller. Una empresa que apunta a transmitirles lo que mejor hago que es armar equipos exitosos, generar negocios, vender y crecer.

¿Quienes formaron parte de este equipo inicial? Nadia, una excelente técnica en programación neurolingüística, Nicolás, licenciado en psicología, quien nos da su colaboración en el área de selección de personal y capacitación en selección IT, Magalí, licenciada en RRHH a cargo de la unidad de recruiting y staff augmentation, Paulino, nuestro diseñador de imagen corporativa, y Carolina, experta en marketing digital, y coach especializada en ventas y atención al cliente.

Para que la ecuación sea perfecta, ¡Solamente nos falta que te sumes vos!

¡Te espero!

Vicky

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